viernes, 11 de febrero de 2011

es todo lo que llevo escrito del libro

Mi vida, en un instante cambió… demasiado rápido, pero cambió…
                                                        

 

CAPITULO  1 

Me desperté de madrugada, me daba pereza apagar el despertador, pero tenía que levantarme.
Me dí cuenta de que el despertador se había adelantado.
-Bueno así tendré tiempo para prepararme- pensé-
Abrí la ventana, me invadió un escalofrío que me hizo sentir como si estuviese en lo alto de una montaña, ese aire glaciar que me recorría todo el cuerpo sintiendo el aire entre mi pelo negro, el aire helado que me recorría por mis manos, era como si me estuviese pellizcando. Me sentía bien.
Me fui a duchar.

Cuando acabé fui a prepararme mi tazón de leche con cereales. Me cogí el tazón en el que había estampado un paisaje. Era Japón. Me lo regaló mi prima. Ella sabía que me encantaba los paisajes de Japón con los cerezos en flor y me lo regaló por mi cumpleaños. Adoraba ese tazón.
Sonreí.
Cuando acabé me fui a lavarme los dientes y a peinarme, no me maquillé, no me apetecía.
Me puse mi abrigo y de repente me percaté de que estaba yo sola en casa, aparte de mi perra Aiko. Tenía un nombre japonés y era de un raza mestiza.

No me gustaban los perros que fuesen de pura raza, los encontraba comunes, en cambio, los mestizos pueden ser originales y de diferentes colores y razas.
Ella es un cruce con un husky y un pastor alemán. Era preciosa, tenía las formas de un husky y el pelaje y el color del pastor alemán. Sus ojos eran de un color verdes azulados, como el mar…
Se me hacía tarde. Tenía que llegar pronto a clase, me tocaba hacer un examen.
Le dí un beso en la frente a mi perra y me fui.

Al salir de casa me recorrió un escalofrío por la espalda… pero no hacía viento. De repente me empezó a doler la espalda.
-Qué raro…-
Era una sensación extraña, me dolía como si me hubiesen clavado algo.
No le di importancia alguna.

Llegué, finalmente al instituto.

Cuando me pasé por las taquillas, estaba allí una de mis mejores amigas. Iris.
-¡Hola!- dijo ella mientras me daba un fuerte abrazo y dos besos.
-¿Que tal estas?- dije.
-Bueno, ahora me toca catalán.- dijo con aburrimiento
-Que aburrido ¿no?
-Pues sí.
Tocó el timbre. Todo el mundo se puso en movimiento.
-Bueno te dejo. ¡Hasta luego!-  dijo sonriendo y al mismo tiempo poniéndose la mochila al hombro.
-Adiós- dije
Me quedé parada pensando…
Que sosa soy- pensé
Cogí el libro de inglés de la taquilla y me fui hacia la clase bajando a toda prisa las escaleras.
Me tropecé pero no me caí.

Las horas pasaron bastante rápido
Ahora me tocaba gimnasia.
A mi cambiarme delante de todas mis compañeras de daba mucha vergüenza, yo no estaba tan cambiada como ellas, pero había veces que me alegraba ser como soy, tiene ventajas tener poco pecho.
Pero habían sido tantos años juntas que ya no me daba tanta vergüenza como antes.
De repente me percate de que Iris me miraba de una forma extraña la espalda.

-¿Qué es lo que tienes en la espalda?- preguntó tocándomela con los dedos
-¿Qué es lo que tengo?-pregunté intentando verme la espalda

Cuando por fin Iris llegó a ver lo que tenía en la espalda se quedó petrificada.

-T-tienes dos arañazos enormes- dijo horrorizada y totalmente pálida
Me tiró del brazo bruscamente y me llevó hasta el espejo que había delante del lavabo.
Me hizo una foto con la cámara de su móvil.
Al ver la foto me quedé sin respiración.
Tenía dos arañazos que me recorrían toda la espalda verticalmente.
Todas las compañeras de mi clase y de vestuario se quedaron inmóviles.
Me pregunté cómo me habría hecho eso… mis compañeras se pusieron histéricas intentando que me viera un médico o el profesor.

-¡No digáis nada a nadie!-dije apresuradamente y con la voz temblorosa.
-¿Por qué?- dijo Sara
-No quiero que me vean los médicos…me dan miedo los hospitales, además, tampoco quiero meterme en problemas, no de momento.

Se quedaron sin decir nada durante toda la hora, durante todo el día…

Iris me dijo que quedásemos después de acabar las clases para hablar y yo acepté, pero primero tenía que pasarme por casa a ver si ya habían llegado mi padre y mi hermano.
Cuando se acabaron las clases me dirigí hacia casa.

Cuando llegué, me encontré a mi padre peinando a Aiko en el jardín.
No le diré nada por el momento de mis heridas en la espalda.
Mi padre ya sabía que había llegado.
-Hola Azura- dijo sin dejar de peinarla –Lo siento por no decirte nada esta mañana y marcharme con tu hermano al médico- dijo él rápidamente.
-No pasa nada- contesté yo un poco distraída –Por cierto… ¿Dónde está Alex?- pregunté
-Creo que está en el parque
-Vale. Me voy a mi habitación- le dije mientras subía las escaleras.

Cuando llegué a mi habitación me tumbé en la cama, me puse a escuchar música.
Necesitaba pensar.
En seguida, Aiko, de un salto se subió a mi cama y me empezó a lamer la mano.
Supongo que papá ya habrá acabado de peinarla-pensé
Seguidamente decidí sacarla a pasear.
Me encanta pasear a mi perra. Entre ella y yo había una especie de conexión…
A veces es como si la oyese en mi cabeza diciéndome frases… “A veces la luz no significa la salvación”, “Cree en ti misma” i otras muchas frases. Es extraño.
Así que decidí salir.
-¿Vamos a buscar a Alex?- le dije a mi perra
Solo respondió con un lametón en mi cara.
-Supongo que sí- dije mientras me secaba la cara de babas.

Salí d casa haciéndole un gesto con la mano diciendo adiós a mi padre. Él me lo devolvió.

Fue un paseo bastante tranquilo.
Pero la tranquilidad se acabó cuando me dirigía hacia casa con mi hermano.
 Me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo.
Me quedé paralizada. No me podía mover.
-P-pero qu…
Antes de que pudiera decir nada me vi envuelta de nubes blancas.
Me asusté
-¿Qué es esto?-pensé
Miré arriba, de repente vi algo blanco cayendo del cielo.
Extendí la mano para cogerlo. Me quedé sorprendida al ver lo que era.

Era una pluma.

Era blanca como la nieve húmeda de los inviernos, tenía un tacto suave y cálido. Eso me ayudó a tranquilizarme.
De golpe, empecé a oír algo, como un susurro.
Azura.
¿Mi nombre?- pensé
Azura, Azura, Azura… Ayúdame
-¿Quién eres? ¿Qué quieres?
No había nadie, pero fuese lo que fuese, sentía que estaba muy cerca de mí
-Soy alguien en que deberías y debes confiar. Tranquila, te necesito más de lo que tú crees…Por favor ayúdame
-V-vale, pero, ¿para qué? –dije extrañada
-No necesitas que te lo explique, pequeña Azura.
De repente me vino un pensamiento…Mi madre.
-Mamá…-dije aún en trance. No podía ser mi madre murió con un cáncer hace tiempo en el hospital…-¿Eres tú?
-No, pero te protegeré en tu viaje como si fuera tu propia madre, si quieres.
-¿Viaje? ¿Qué viaje?
-Ya lo verás, en un mundo diferente
Decidí apretar la pluma contra mi pecho.
Nerviosa y algo confusa decidí salir de ahí.
-Me voy
-Vale pero, piénsalo
Cerré los ojos.
 

                           

 

  CAPITULO 2 

Los rayos de luz que entraban por la ventana me despertaron.
-¿Mmmm?- dije mientras me desperezaba.- ¿Dónde estoy?
No era mi habitación.
Mi habitación no tenía utensilios de médico, ni tampoco una pared verdosa, ni una cama tan incómoda.
Estaba en un hospital.
Me horroricé. Odiaba los hospitales, porque es un sitio donde la gente muere, igual que mi abuelo y mi abuela…
Me deprimí.
Oí como alguien se acercaba a la habitación donde yo estaba.
¿Será un doctor?- pensé

No. No era un doctor.
Me alegré de que no lo fuera, eran mi padre y mi hermano.
-¿Qué tal estas hija?- me preguntó mientras buscaba una silla para poder sentarse a mi lado.
-Bien, estoy bien- contesté
-¡Hermana!- dijo Alex
Me di cuenta de que Alex estaba ansioso por contarme algo.
-¿Alex, que es lo que me ha pasado?- le pregunté
-Pues, cuando ya volvíamos del paseo, te paraste de golpe, te quedaste parada unos segundos,  y justo cuando yo creía que te pasaba algo, vas y te desmayas. Durante esos segundos parecías estar en otro sitio, empezaste a llorar y fue entonces cuando te desmayaste.
-Entonces es cuando Alex me avisó y yo llamé al hospital sin pensármelo dos veces.

Me dí cuenta de que tenía una familia realmente buena.
-Que suerte tengo de teneros- dije mientras abrazaba a mi padre




domingo, 30 de enero de 2011

Este es un pequeño fragmento
de mi historia.
A ver que os parece:

Abrí la ventana, me invadió un escalofrío que me hizo sentir como si estuviese en lo alto de una montaña, ese aire glaciar que me recorría todo el cuerpo sintiendo el aire entre el pelo, el aire helado que me recorría por mis manos, era como si me estuviese pellizcando.
Me sentía bien.
Me fui a duchar.
Cuando acabé fui a prepararme mi tazón de leche con cereales. Me cogí el tazón en el que había estampado un paisaje. Era Japón. Me lo regaló mi prima. Ella sabía que me encantaba los paisajes de Japón con los cerezos en flor y me lo regaló por mi cumpleaños. Adoraba ese tazón.

martes, 25 de enero de 2011

Hola!
Me llamo Sara y en este blog iré
poniendo fragmento de mi historia.
Soy una escritora novata y quiero
cumplir un "sueño" y una promesa...
Así que... bienvenidos y
bienvenidas a...
ALADA!!!!!
un beso a 
todos!!!!!